Aunque no suelo compartir mis textos, este me apetecía hacerlo. Recordad que siempre podéis leer todos mis textos en mcallus.net
EL CUADRO
Philip estaba de pie vestido solo con unos calzones llenos de pintura y miraba el lienzo de su última obra. Aún descansaba en su caballete mientras se secaban las últimas pinceladas. En él se veía la pared de una pequeña habitación donde una enorme cama de matrimonio ocupaba la mayor parte. Tumbada de lado, a lo largo de los pies de la cama, una bella mujer lo miraba con sus penetrantes ojos verdes.
Su pelo largo y dorado caía libre hacia atrás. Apoyaba su mejilla sonrojada sobre la mano del brazo derecho que descansaba sobre el colchón. Con su brazo izquierdo tapaba, como podía, sus voluptuosos pechos: dos colinas en las que cualquier escalador querría perderse. La forma en que tenía cruzadas las piernas solo dejaba ver la parte superior del monte de Venus, manteniendo oculto el resto del tesoro donde todo hombre querría hundirse.
El pintor sintió cómo se aceleraba su corazón al contemplar su obra y recordar las horas pasadas con su modelo en todo el proceso de pintar ese cuadro. Estaba tan extasiado que la caricia de una mano en la mejilla le sobresaltó. Se giró y allí estaba ella, Annabella, su musa. Llevaba un vestido del color de las esmeraldas que resaltaba aún más sus ojos. Era de tela fina, elegante, ideal para combatir el calor del verano de Florencia.
No dijeron nada. Ella estuvo unos instantes contemplándose en el cuadro. Philip la agarró de la cintura y la apretó contra él. Se fundieron en un largo beso, acariciándose sin control, con necesidad.
La mujer lo empujó con suavidad. Se quitó el vestido y lo dejó con cuidado en una silla. No llevaba nada debajo. Él dejó caer sus pantalones al suelo sin ningún cuidado. Entre besos y caricias llegaron al dormitorio del estudio. Fundidos en un único cuerpo, se dejaron caer en aquel colchón que tanto los conocía.
#Relato #microrrelato #EscrituraCreativa #relatos